¿Qué hay?
En fin, ahora os dejo el primer capítulo de mi novela, que por cierto, no es exactamente el primer capítulo si no mas bien la mitad del primer capítulo. En esta novela mis capítulos serán más largos, por lo que he decidido partirlo en dos. Lo que vais a leer ahora es la primera parte del capítulo uno.
Bueno...Espero que la novela sea de vuestro agrad0, aun tengo que pensarle un nombre (estoy en ello)
Ahí va:
CAPÍTULO 1, PRIMERA PARTE
A
veces desearía cerrar los ojos y volver al pasado, volver a sentir
su aliento en mi cuello, sus innumerables besos y caricias, esas
tiernas palabras que susurraba a mi oído y, sobretodo, poder
perderme de nuevo en la espesura de sus ojos verdes. Un inmenso
sentimiento de soledad golpea con fuerza las puertas de mi corazón,
deseo gritar su nombre a los cuatro vientos, llorar desahogando toda
mi rabia, pero ya si quiera tengo fuerzas para eso.
Porque,
por mucho que llore y grite, el pasado no se puede cambiar...
Noté
como alguien abría de golpe la puerta de mi habitación, caminaba
con delicadeza podía percibir el suave ruido que emitían sus
tacones al chocar contra el suelo. Corrió las cortinas de la
ventana, haciendo que un potente rayo de sol impactara en mi cara.
Gruñí por lo bajo y me di la vuelta, tapándome más con las
sábanas.
-Vamos
Lena, es hora de levantarse.- dijo Yian, la cocinera, con su habitual
tono de voz suave.
Abrí
los ojos lentamente y parpadeé unos instantes para acostumbrarme a
la intensidad de la luz. Gotas de sudor resbalaban por mi frente,
había vuelto a tener esa terrible pesadilla que llevaba
atormentándome desde que Jack... Borré aquellos pensamientos de mi
mente, no tenía que pensar más en ello.
Le
dediqué una media sonrisa a la cocinera y me levanté de mi cama
perezosamente.
Yian
abrió mi armario y empezó a revolver entre todos mis vestidos hasta
que se decantó por uno.
-Tu
madre quería que usaras este para tu primer día de clase.- comentó
la bajita cocinera mientras hacía tremendos esfuerzos para llegar a
la percha del vestido.
Me
situé a su lado y le alcancé fácilmente el vestido.
-¿A
qué os referís con primer día de clase?- pregunté, desconcertada.
La
cocinera me miró extrañada.
-¿No
lo recordáis? Vuestro padre quería que entrarais antes, pero
después de lo ocurrido con...-Yian no terminó la frase.
-Y
prefirió esperar a que estuviera mejor para mandarme a ese antro,
¿verdad?- dije, terminando bruscamente la frase.
Yian
desvió la mirada incómoda y empezó a apretarme el vestido por
detrás.
-Perdóname...-hice
una pequeña pausa.-Tú no tienes la culpa de lo ocurrido...
La
cocinera me dedicó una leve sonrisa y, tras haber dado los últimos
retoques a mi vestido, se dispuso a salir de mi habitación.
-Vuestro
padre os espera bajo, él os acompañará en carruaje hasta la
academia.-me indicó Yian antes de desaparecer por la puerta.
Solté
un suspiro y entré al baño para darme unos últimos retoques en el
pelo. ¿Hacía cuánto tiempo que no salía a la calle? ¿Un mes?
¿Dos quizás? Una pequeña lágrima asomó por el lateral de mis
ojos, con la intención de caer. Nada más darme cuenta me apresuré
a secármela.
No...Por
mucho que me doliera, tenía que olvidarlo, tenía que asumir que él,
no iba a volver, no podía pasarme la vida llorando...
''No...Tengo
que ser fuerte''pensé firmemente mientras bajaba las escaleras hacía
el salón principal.
Allí,
vestido con un elegante traje, me esperaba mi padre, quien me sonrió
nada más verme.
-Estás
hermosa. Sin duda tu madre eligió bien.-comentó mientras me tendía
su brazo.
Asentí
con la cabeza en silencio y me agarré a él.
Ambos
nos dirigimos fuera, donde nos esperaba un enorme carruaje tirado por
dos hermosos caballos. Me senté en la parte de atrás, acomodándome
en los suaves sillones de terciopelo rojo. Mi padre en cambio se
sentó en la parte delantera, junto al conductor.
Apoyé
la cabeza en mi mano derecha y contemplé las magníficas vistas del
bosque que ofrecía la ventanilla del carruaje. Sin duda, me esperaba
un largo viaje...
***
Después
de horas metida en el carruaje con los molestos rayos de sol
impactándome en la cara, conseguimos llegar al lugar en el que iba a
pasar los próximos dos años de mi vida.
En
cuanto paró el carruaje salí rápidamente y me quedé embobada
contemplando las hermosas vistas del lugar. En el centro del recinto,
se alzaba imponente la enorme academia, cual estaba rodeada por un
precioso jardín bien cuidado y, más adelante, un largo lago, que
marcaba los límites del recinto.
-Real
Academia Piñedo.- murmuré en voz baja leyendo las iniciales del
escudo de la academia.
Mi
padre se situó a mi lado y me rodeó con el brazo.
-Hermoso
lugar, ¿verdad?- dijo él contemplando con admiración el enorme
edificio.- Tu madre y yo estudiamos aquí. De hecho, nos conocimos
aquí también.
Una
pequeña sonrisa escapó por mi boca, me sentí rara, llevaba meses
sin sonreír.
-¿Vamos?-me
preguntó la voz de mi padre, interrumpiendo mis pensamientos.
Asentí
con la cabeza y le seguí a través de los largos y pulcros
corredores de la academia. No podía evitar mirarlo todo con
curiosidad, los enormes cuadros que decoraban cada pared, la
brillante lámpara de araña que se encontraba, en un lugar que
deduje que era la biblioteca, los felices alumnos, que parloteaban
sin parar...
Estaba
tan concentrada en contemplarlo todo que, sin quererlo, me choqué
con un chico, haciendo que sus libros cayeran. Me apresuré a
arrodillarme para ayudarle a recogerlos.
-Yo...Perdona...Iba
distraída y...-murmuré mientras alzaba la cabeza para mirarlo.
Sus
hermosos ojos azules, abiertos de par en par, estaban clavados en mí,
pude leer la sorpresa en su rostro.
-¿Te
pasa algo?- pregunté, algo incómoda, ante la forma intensa en la
que me miraba.
Él
desvió la mirada al suelo y continuó recogiendo sus libros.
-No,
nada.-
Se
levantó rápidamente y siguió su camino. No pude evitar darme la
vuelta y contemplarlo ir.
Tenía
la impresión de que conocía a ese chico.
Me
reuní con mi padre, quien me esperaba, sonriente, al lado del
despacho del director.
-Ya
tendrás tiempo para ligar después.- comentó, mientras me guiñaba
un ojo.
Mi
rostro se ensombreció.- No intentaba ligar con nadie.- dije,
bruscamente.- ¿De verdad crees que me he olvidado tan rápido de
Jack? ¿De cómo sacrificó su vida para salvarme?- una pequeña
lágrima resbaló por mi mejilla.
De
repente, la imagen de Jack, tumbado en el césped, con aquella flecha
clavada en el corazón, volvió a mi mente.
-Yo...Cariño,
no pretendía decir eso...-hizo una pausa, como debatiendo que era lo
que debía decir.- Pero... Jack se ha ido, y, no puedes pasarte toda
tu vida triste por ello... ¿no has pensado en buscar un nuevo
pretendiente?
Me
puse furiosa, ante la insinuación de mi padre.
-Yo
no quiero un nuevo pretendiente.- dije, firmemente.- Yo lo quiero a
él.
-Pero,
cariño...-tartamudeó.
Le
arrebaté las llaves de mi habitación, cogí mi equipaje y me perdí
entre los corredores.
Cuando
ya estaba lo suficientemente lejos de mi padre, se me ocurrió mirar
el número de mi habitación.
-146-
murmuré en voz baja, leyendo el número escrito en el cartelito de
mi llave.
''¡Genial!''pensé
con amargura.''¿Dónde narices está eso?''
En
ese instante, me arrepentí de haberme separado de mi padre en aquel
arrebato de furia.
Me
recorrí los corredores de punta a punta, pero, seguía sin encontrar
mi habitación.
Solté
un suspiro de desesperación y me apoyé en la pared, dejando caer el
pesado equipaje al suelo.
-Esto
me pasa por imbécil.- me dije a mi misma.
De
repente, oí unos pasos cercanos. Recogí rápidamente mi equipaje
del suelo y continué andando.
-¿Perdida?-me
preguntó una voz masculina a mis espaldas.
Me
giré y me encontré con un atractivo chico, que tendría
aproximadamente mi edad. Su pelo, de un color entre dorado y castaño
claro, brillaba con intensidad, al igual que sus ojos, color miel. Me
sonrió mostrando unos perfectamente alineados dientes.
-No.-respondí
bruscamente.
Él
no pareció creerse mi respuesta y me arrebató las llaves de la
mano.
-Habitación
146. Eso está muy lejos de aquí.- comentó con una sonrisa
divertida, mientras me devolvía las llaves.
Solté
un sonoro suspiro y me crucé de brazos.
-Vale,
lo reconozco, no tengo ni idea de donde estoy.-
-Pues
mira, hoy es tu día de suerte, seré tu guía personal.- dijo
alegremente mientras me ayudaba con el equipaje.
-No
es necesario, puedo llevarla yo sola.- dije mientras me cargaba la
bolsa al hombro.
-Eres
cabezota,¿eeh?-
Una
pequeña sonrisa se escapó por mi boca. El tono humorístico de
aquel chico me hacía reír.
-Sígame
madame.- dijo haciendo un exagerado gesto con las manos.
Solté
una pequeña carcajada y lo seguí a través de los largos y pulcros
corredores.
Después
de unos minutos él se paró delante de una puerta.
-Aquí
es.- dijo señalando el cartelito con el número 146.
-Gracias
por acompañarme.-dije, dedicándole una tímida sonrisa.
-No
hay de que mujer.-me guiñó un ojo.- A propósito, ¿cómo te
llamas?
-Lena,
¿y tú?-
-Christian.-
sacó un papelito de su bolsillo y empezó a escribir.- Siempre que
necesites un guía personal, no dudes en llamarme.- me tendió el
papelito.
-100-
leí, en voz alta.- ¿Y esto qué es?- pregunté.
-El
número de mi habitación.-
ALKFJDOWAFJOSI EEEEEEEEEEEEEEEN FIN
¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado, pronto subiré la segunda parte ;)
Me despido con Just Give Me A Reason, de Pink (mi canción favorita del mes, por cierto :P)
-SoñadoraSinFronteras
Dios! Me encanta el capi, bueno mejor dicho la mitad del capi 1; esta genial y escribes genial!
ResponderEliminar¡¡EL NUMERO DE SU HABITACIUON!!!!
ResponderEliminarMe acabo de enamorar de Christian *-*
Hahjajaja.
Besos♥
Me encanto el cap:3
Holaa! Hace mucho que no me paso por aquí ^^" ¡Me gusta la nueva historia^^
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